miércoles, 28 de octubre de 2009

La dicha vívida y palpitante de ayer en otro encuentro sincero de amigos permanece hoy igual de crujiente.

Se enciende la luz interior, desaparecen los senderos ópacos y brilla el entorno cual antorcha.
El mundo se nos acerca
a pedirnos que le hagamos
felices de nuestra dicha.http://Pedro Salinas

martes, 27 de octubre de 2009

¿Proyección?

Si un ciudadano se ve obligado a vivir de un subsidio ¿es un parásito?

Hay personas que opinan que sí.

Me ocurrió hace dos días que una invitada mía me dijo exactamente eso:
que yo era un parásito.

No me causa dolor de cabeza porque no me siento tal.
Asombro, ¿a qué negarlo, ? ¡Sí!

Asombro porque quién así me dijo resulta que no da un palo al agua. Ni siquiera cumple con el menor de los deberes, y encima, aspira a un sueldo por ama de casa. Tampoco actúa como tal. ¿Entonces?

Proyectar obre los demás los propios defectos es algo muy humano, otra cosa es estar convencido de que con eso está todo dicho y hecho.

A quién pueda interesar.
¿Lo discutimos?

lunes, 26 de octubre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

Miguelito

Aquella visita primera a la cueva, más que llenarme de estupor (era "su casa") me llenó de firmeza y de resolución, me indicó que tenía que hacer y lo que debía hacer.

En primer lugar, llevar a Miguel a comer a casa. Claro que antes de sentarlo a la mesa había que darle un buen lavado.

Sin problema pues.

En segundo lugar, reunir a las compañeras y exponer los pasos a seguir.
Todas se apuntaron encantadas. El entusiasmo era frenético.

Debíamos poner una cantidad de dinero cada una y manos a la obra.

Para no hacer esperar a la familia de Miguelito, decidimos ir de compras. Así lo hicimos.

Primero y primordial, tela para tres colchones, luego aceite, sal, garbanzos, lentejas, leche. Y muy importante: unas galletas. A los hermanos de Migué y a Migué mismo les iban a encantar.

Esto debía ir a la cuenta de uno de los padres hasta que nosotras reuniésemos el dinero. Sin embargo hubo problemas y ninguna puso al suyo a disposición de los tenderos.

La decisión se tomó sin votos en contra. Sería el mío. Mi padre el que hasta entonces se hiciese responsable de la compra.

Llenas de alegría nos fuimos para la "casa" de Miguelito y les dí la compra, Las risas y las gracias señorita no querían acabar.
Qué felicidad ver aquellas caras tan atónitas como felices.

Me despedí de ellos y salí a la luz del sol. Las compañeras me esperaban un poquito más abajo porque según ellas les daba cosa de que entrásemos tantas niñas.

Les hablé de las risas de los niños, de la sorpresa de la madre, el marido estaba trabajando. Y las compañeras y yo nos llenamos de vida mística católico-dominica.

Pasaron los días y con la pérdida de misticismos se perdieron las voluntades familiares de aportar algo y liberar a mi padre de toda la deuda, y a mi, del chaparrón antimístico que me iba a caer encima.

La sangre no llegó al río porque ni lo recuerdo. Pero no olvido como dijeron mis padres: que había que contar primero con ellos.

Cuando fuí más grande tampoco volví a contar con las compañeras sin que delante me pusieran el parné.

De lo que no me puedo ni me quiero olvidar es de los Miguelitos de este mundo y de la alegría que les un buen lavado y una cama cómoda. En su defecto un vasico de vino, o un café caléntico.

Y por último, gracías Miguelito , porque tú sí que me enseñaste.

Uno, a confíar en alguién.

Dos, a ser feliz con poco.

Tres, a no mirar para otro lado cuando alguién te pida para un café.