domingo, 19 de abril de 2009

una carta

Cada cual tiene una forma de estar por el otro-los otros. Yo asumo que tú estás mucho más por mi.
Yo puedo hacer lo mismo si me dejas.
Puedo ir a vuestra casa y ocuparme de labores que te aliviarían. Una condición si hay. Tendrías que devolverme a casa cuando fuese posible.
Puedo hacer mucho más que recibir aunque me guste mucho y me hagas sentir bien. ¡Dispón de mi! sobretodo ahora que sé que andas algo perdida, sobre dimensionada.
Sabes que puedo hacerlo, que puedo estar a tu lado realmente haciendo cosas por . Trabajo físico incluido. Implicándome más allá des espíritu. No sólo con cartas a corazón abierto.
Es obvio que me encanta que me cuides, que me mimes. Me chifla sentirme querida, respetada, utilizada por ti. Y déjame darte. No te dejes engañar por tu amor por mí. No te dejes engañar por mis debilidades reales y aparentes. Salvo cuando desmayo soy fuerte. Lo justo para hacer algo por ti. (La mente vanidosa susurró; por la humanidad). Pero es poco veraz el susurro.
De heroína me queda la rebeldía de un mundo injusto, y de un amor extenuado por vivir.

Me siento bien entre éstas lineas. En estos descubrimientos nuevos o viejos, inacabables por lo
escuetos de mí frente a ti y contigo.
Y no, amiga del alma, no es surrealismo sino la incapacidad para encontrar los rénglones rectos de un proceder que se tuercen bajo el peso de la incoherencia
Siempre me costó ser coherente en lo que digo y escribo. Es difícil mantenerse en la firmeza cuando mil ideas revolotean por este pequeño coquito que la Natura me otorgó.
Es difícil escribir concisamente cuando el temblor sacude inmisericorde, cuando el mundo en el que pretendes afianzarte, fijarte, sostenerte se derrumba, se cae, se abandona y se hace añicos.

Querida amiga. Me encanta vivir, Sobretodo desde que tú le diste esa certeza a mi propia creencia de lo que los humanos nos debemos y que tan ralos son los que lo practicamos- tú andas excluida-.
Sin embargo yo me pongo en la avanzadilla, y no para justificarme sino para constatarme.
Es lo que veo en mí. Y lo que me hace ser tan feliz es aquello que tu ves en mí.
Es tú propio mérito.
Lenguaraz y salvaje me llamas. Tienes razón. Contravengo lo que se me enseñó y a veces soy desdichada por ello. Lo maravilloso es que cada día mengua más y más la desdicha y encuentro más y más libertad.

No hay comentarios: