viernes, 20 de febrero de 2009

No, si, si, no

No señor. He de darle la razón. Ni la vejez es sinónimo de sabiduría, ni la juventud sinónimo de pasotismo. Permitame empero decirle que, la experiencia siempre supuso un grado. Claro está que hay muchos jóvenes que por sus circunstancias (adversas mayormente) resultan extremadamente buenos conocedores de la vida. A esos los encontramos por desgracia en los países más pobres.
Si señor, de nuevo he de asentir. No nos podemos remitir a la juventud o a la vejez como si fuesen todos. Claro que no. Pérdoneme, hablo en general.
No señor. No se debe generalizar. Es sólo un modo de hablar.
Por supuesto señor. Hay que evitarlo. Le presento mis excusas más sinceras.
Si señor, espero haberlo entendido y no, no señor, no volveré a las andadas.
Lo comprendo, señor. Me cuesta más de lo que creía. La esperanza es lo último que se pierde.
Es verdad, señor. No valen los peros. Es de absoluta necesidad separar el grano de la paja.
Si, señor. La gente valiosa está por doquier y tengo que abrir la mente y el corazón para distinguir con nitidez lo que usted me aconseja.
No, señor. Admito su asesoramiento aunque usted manifieste que es una sugerencia. Le quedo muy agradecido, señor.
Pues claro, señor. La diversidad es inabarcable. Es cierto señor, la mirada debe ir acompañada de comprensión.
Si, señor. Nada de juicios, ni prematuros ni de ningún modo. Se expresa usted con mucha claridad señor.
Gracias una vez más señor. Espero no volver a olvidarlo jamás.
El placer ha sido enteramente mío, señor.

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