domingo, 20 de septiembre de 2009

David del Greco

He tocado el cielo con los desdos.
Es algo tan sencillo como la llamada de un amigo. Ese amigo trotamundos y viajero que en un alto del camino dice que te recuerda.

Dice, te envio un beso más cercano que con el pensamiento. Así, de voz en voz en la lejanía. Por las ondas sonoras del teléfono.

Gracias David. Mi místico amigo.