sábado, 5 de septiembre de 2009

¿VIDA?

Ya no veo los amaneceres, sólo los ocasos.
Busco en el crepúsculo la autenticidad de nuestro fin.
Me aterra el día, el trasiego sin rumbo que obvia
donde vamos, quienes somos, que queremos.

Ya no veo amaneceres, sólo ocasos, su esplendor de sangre
y fuego, los perfiles de un país cercano
que tan lejos está de nuestra comprensión.

Las sonrisas de antaño, la cercanía la encuentro en los ocasos.
No anda de calle en calle, de acera en acera. Ahí
allo cadáveres y sombras, ojos huecos mirando al suelo.

Cabezas que perdieron la flexibilidad de un cuello
curioso, vivo, erecto.

No, ya no veo amaneceres, miro a mi propio ocaso.
¿Quién soy yo sin la mirada de los otros?

Ocaso mismo.