sábado, 21 de marzo de 2009

El día no fue largo. Se hizo largo. Una extraña sensación de vacío se extendió como la nubosidad reinante. El grís se adueñó de todo. De esa parte del cerebro en la que se entretiene el alma. Y nadie imprimió su huella en el día.
Los días imprimen caracter, como los sacramentos. Mucho caracter. El día se hizo grís. Y no fue largo. Se hizo largo. Pesado como un díalogo sin dos. Como un monólogo insulso. Como una exigencia.
El día no fue largo. Se hizo largo. Fue un traje de gala sin gala. Y me vestí de día largo. Y grís.
El tu y yo
se esfumó.
Existe sólo el tu.
Existe sólo el yo.
Ingrávidos.
El día fue largo.

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